EL DESCENSO
Turno Septiembre 2013
El
anhelado 2 de Septiembre llegó. “Alesito” y yo teníamos todo listo y yo tenía la barriga llena de esas mariposas
que aletean siempre en mi, antes de una aventura. Esta sería una inolvidable.
Tomamos el bus de las 5:30am
desde Rosendale hasta New York City, ya habíamos conquistado esta ciudad 2
meses atrás, pero este día se sintió como la primera vez. Tomamos fotos en cada
esquina, admiré como siempre por unos cuantos minutos el edificio del New York
Times y desayunamos en Teleón Café, El café donde siempre he de desayunar en
Nueva York.
Nuestro día era bastante
agitado, revisamos paso a paso el plan y empezamos a caminar. Desde luego
caminar es lo único seguro en esta ciudad. Visitamos museos, comimos en
la panadería más costosa y aburrida del mundo (Magnolia Bakery), es una esquina
donde con esfuerzo cabes con tu acompañante y pagamos 25 dólares por un café un
chocolate y dos mini-ponqués.
Love park |
Al terminar el día estábamos agotados pero satisfechos. Esperamos hasta las 3 de la mañana en la estación de buses (The Porth Authorithy NY) porque como buenos colombianos nos dejó el bus de las 11pm y tuvimos que “dormir” en el piso, en compañía del típico borracho y la asiática que cree que entiendes su idioma. Ella hablo un rato y nosotros sonreímos y asentamos con la cabeza varias veces.
Dieron las 6:30 am del segundo
día en mi reloj y ya habíamos llegado a
Philadelphia en Pensilvania, primer destino fuera del estado de New York. Esta
es una ciudad Hermosa. Imponente arquitectura, poca población y poco tráfico; está custodiada por un emblemático corazón, con la historia del país
y cargado de una vibra revitalizante; la ciudad además está adornada con el parque del amor, que en ese día sus fuentes acuáticas le
hacían honor a mi visita. habia un destello de color verde danzando en el agua y fue irresistible no pasar algunas horas contemplando aquella plaza ¡Esta se
convirtió en mi ciudad favorita!
La ardilla del parque |
Al día siguiente llegamos a
Columbia, capital de South Carolina y sede de la Universidad de Columbia. Creo
que escogimos esta ciudad pensando en que de alguna manera nos sentiríamos en
Colombia, o algo así, Sin embargo cuando llegamos lo único que encontramos fue,
un pequeño y caluroso terminal de buses, una pelea entre una pareja que parecía
amarse y odiarse de todas las maneras posibles y a nosotros muy
cansados esperando el bus. ¿Por qué escogimos Columbia? Aún no lo sé; Pero definitivamente no es
el primer lugar en mi lista para visitar.
Mónica y Felipe |
Antes de partir para Miami último destino en Estados Unidos, revisamos el itinerario ¡Oh Díos! Yo quería ahorcar a ‘Alesito’; él escribió 5
horas de camino en nuestra bitácora y no eran 5 eran 15. Nos esperaban ¡15!
Horas de viaje en bus y un retraso de 10 horas ¡Good Job! le dije.
ya era 7 de septiembre 2013 y este era el panorama: 8:00 am, Horas de sueño 15, tortícolis 150%, desayuno 0, nalgas 0; pero nada de eso fue
importante cuando nos bajamos del bus y sentimos el olor del mar. Estábamos en
¡Miami South Beach! Y nos esperaban dos días de playa, brisa, mar y ¡Fiesta!
Llegamos al mejor Hostal que he
visitado hasta ahora (International Hostel Miami South beach), fiesta las 24 horas
del día, 3 comidas diarias, compañeros de todos los países, a 2 cuadras de la
playa y 25 dólares la noche, que buena elección, eso compensó las 10 horas
extra de bus.
'Alesito' y el Scooter |
Después de 2 horas de camino en
una ruta que indicaba 30 minutos, llegamos al `dichoso´ restaurante: Budares
Bistro, una pequeña muestra de las delicias culinarias venezolanas; y tanto
valió la pena, que volvería a repetir la hazaña solo por comer otra de esas
arepas o alguno de esos patacones.
Al regreso tardamos solo 40 minutos en llegar
a South Beach. Existe un camino especial para Scooter en el cual descubrí que
‘Alesito’ no sabe manejar moto, Él decidió tomar el manubrio las últimas 2
millas y nuevamente mi vida estuvo en peligro; piesto que me aseguró que sabía lo que
hacia y después de dos intentos de suicidio me confesó que era la primera vez
que manejaba una moto, ¡en su vida! Yo
solo quería llegar al hostal y devolver el ‘bendito’ Scooter.
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