El aroma de los colores y la frescura de la inspiración con un poco de locura penetran el lugar. Entre cuadros, oleos, creaciones y magia hay un hombre que con sus manos dibuja lo que solo la mente humana puede imaginar.
Ascender por entre el aluminio de unas escaleras circulares colmó de ansiedad mi intención de conocer al artífice de aquellas obras que en algún momento impresionaron mis ojos, saber de dónde provenía tal creatividad y seguridad al plasmar sentimientos sobre materiales tan comunes como una caja de fósforos, una etiqueta o un trozo de ropa era algo fascinante.
Finalmente ahí estaba, de pie ante su siguiente creación, Martin Macera, el artista plástico que como si la vida le hiciera cosquillas siempre sonríe y tiene alguna broma para apaciguar los minutos previos de una presentación.
Con un look alocado, despreocupado y sereno trabaja diariamente en su taller, Ese que desde hace cinco años ha sido testigo de sus magistrales invenciones, ese que lo inspira y ciertamente está cargado de una energía positiva que tal vez inspira también a cualquier parroquiano sin ser artista.
Me deleite por horas con sus historias y con la emoción que demuestra al explicar cada una de sus obras, era como si al exhibirlas sintiera un orgullo tan grande como el de un padre frente a su mayor creación, un hijo. Cada una tenía sentido, cada una contaba una historia y era como si cada una tuviera una parte de él adentro.
Cuando le pregunte ¿Cuál es el objetivo de sus obras? Me respondió emocionado “llevo cinco años trabajando como artista, soy egresado de la facultad de bellas artes de la universidad Nacional y con mi trabajo solo busco hacer la diferencia, busco una identidad para que la gente me conozca”. Y claramente la encontró con su técnica personal. Desde hace cuatro años trabaja sus obras a base de cajas de fosforo el rey en las cuales plasma el rostro de personajes polémicos del mundo. Por ejemplo plasmó a Marilyn Monroe sobre las cajas y con acrílicos. Si uno se acerca al cuadro solo ve el fuego de las cajas de fósforos y si se aleja capta con claridad la imagen de la mujer mas candente de EE.UU, una metafórica y apropiada combinación.
“De la cotidianidad, de los problemas y del mundo en el que vivimos de ahí vienen mis ideas” afirmó cuando me interese en su imaginación. Realmente Martin es un artista, es una persona que siente y percibe con gran sensibilidad lo que ocurre en su entorno y aprovechando todo lo que su talento le otorga esta labrando un camino hacia el éxito y el reconocimiento.
Este artista no solo dedica sus días a crear, también es consciente de que su técnica debe ser propagada y por esto también es profesor, dicta clases de arte en su taller todos los martes y jueves. “es un reto pero también un placer compartir mi espacio con quienes quieren aprender de mi arte”.
FUI ESCLAVO DE MIS CLIENTES
Antes de ser artista Martin fue publicista, tuvo una agencia con unos compañeros en la cual trabajaron por varios años, sin embargo el sentía que no podía expresar su talento libremente, sentía que su inspiración estaba reprimida y asegura haberse convertido en “un esclavo de sus clientes”, siendo publicista debía ceñirse a las peticiones de los demás, debía hacerle a sus obras lo cambios que ellos deseaban. “no era libre de expresarme” dijo y esto lo hizo desistir de esta profesión y encontrar su verdadera vocación e identidad en las arte plásticas.
Desde hace un año hace parte de la Galería Casa Cuadrada en Bogotá y asegura que le debe su actual reconocimiento a la galería, que después de haber ganado el concurso que lo vinculo al salón de arte, sus obras se han vendido como pan caliente y su futuro avizora mucha prosperidad.
Martin Macera es un sinónimo del artista. Al igual que un poeta, un escritor o un periodista es un contador de historias que con el alma en sus manos fabrica una realidad pero le da un tono pintoresco para no olvidar que la vida aunque irónica también tiene color.
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