CAMILA (DESENLACE)
Bogotá
25 de Enero de
2010
-Esta noche
será tu turno cuando se abra el telón. Le
dijo ella a su aprendiz.
- ¿Que debo hacer entonces? El inquieto preguntó.
-Seguro que sabrás que hacer. Ella empuñando los ojos
respondió mientras se marchaba.
La noche empezó a caer y el alcohol del vino que bebían
Camila y Mauricio ya hacia efecto en sus cuerpos, que como dos amantes sin
relojes yacían placenteros sobre la cama siempre de testigo.
Eran casi las 11 de noche y Camila advirtió que era hora
de salir a caminar.
-Las aventuras
callejeras esperan y estas siempre tienen prisa. Le dijo a Mauricio
mientras ponía su vestido negro y recogía la gabardina.
-Tu eres la
guía, yo solo caminaré a tu lado y como te lo dije hace algún tiempo no
pronunciaré palabra alguna.
Ella sonrió y estiró su mano en símbolo de bienvenida.
Salieron a caminar y el frio que caía sobre las calles
era inclemente. Sus manos entre los abrigos y la cabeza baja solo daban paso a
una sonrisa entre el ‘tiriteo’[1].
-¿Cual es el
plan? Preguntó Mauricio
-No hay plan, solo
vamos a caminar a ver con que nos sorprende la noche. Ella respondió
Caminaron alrededor de una hora y él impaciente la
observó mientras levanto sus hombros en señal de inconformismo. Ella le
respondió su gesto con un guiño y le pidió entrar al callejón donde alguna vez
sus escritos tuvieron origen. Justo en la carrera 7 con calle 32.
-¿Quieres
descansar un rato en el anden? Ella le
sugirió.
-Porque no. Él respondió mientras se sentaba.
-¿Recuerdas
cuando llegue por primera vez al periódico casi implorando este trabajo? Le preguntó irónica Camila.
-Nunca
olvidaré aquel día. Tus manos inquietas y nerviosas, tu mirada tímida y llena
de luz. ¡Ay! Camila como te amé desde entonces. El respondió.
Aquella respuesta fue mágica, ella recordó con sinceridad
aquel día y entre suspiros lo abrazó mientras derramó una pequeña lagrima
invisible sobre su espalda. -Yo también
te he amado te lo aseguro. Ella le susurro en el oído.
-Pero debo
confesarte algo ahora mismo. ¿Recuerdas mi primera crónica? Aquella que llene
de sevicia y sangre para poder ingresar al periódico.
Los expresivos ojos de Mauricio abandonaron cualquier
distracción y solo permanecieron inmóviles esperando una confesión.
-Tuve que
hacerlo yo misma para poder desatar aquella espeluznante inspiración. Lo siento pero así ha sido desde entonces y
hoy debías saberlo.
Él aturdido por estas palabras solo continuó inmóvil. Era
como si el mundo hubiese detenido su giro por un instante y Mauricio siguiera
girando sobre si. Estaba impactado pero consiente de lo que Camila hablaba.
Camila no sabia como él reaccionaría pero sabia que la
amaba, así que luego de aquellos minutos de silencio él la abrazo y con un beso
como sellando un pacto, ella entendió, sin decir nada que él permanecería así:
En silencio.
Era la 1:45 de a mañana del 26 de Enero de 2010 cuando de
repente y como interruptor de la escena amorosa apareció Alejandro. Un grito
paralizó a los enamorados y Alejandro con sus ojos envenenados por el llanto y
sus manos enloquecidas por los celos atravesó una y otra vez una navaja en la
espalda de Mauricio.
La escena ahora era de horror. Los gritos de Camila se
confundían con las sirenas de la ambulancia y las de la policía. El cuerpo
inerte de Mauricio, tendido sobre el anden, derramó toda la sangre que Camila
no había podido obtener los últimos meses. Ella suspiro mirando al cielo y se
sintió liberada.
Mauricio fue llevado a la morgue y Alejandro aun aturdido
por lo ocurrido fue arrastrado por dos policías mientras como un demente
repetía: Esta era mi noche con ella y
ella lo olvidó por estar con el editor.
Camila lo observó directo a los ojos y en voz baja dijo: Alejandro,
no olvidé nuestra noche, esta fue nuestra noche. Te dije que sabrías que hacer
y lo has hecho muy bien.
El la miro y con un gesto de odio se despidió…
Contiuará…
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