CAMILA PARTE IV
(ANTECEDENTE AL DESENLACE)
Retrocedamos a Enero 5 de 2010 en Bogotá
-Fue
fascinante. Quiero decir fue terrorífico, pero excitante. Dijo Alejandro.
- ¿Fue un buen comienzo para ti verdad? Preguntó
desafiante Camila a Alejandro, el practicante del periódico que había empezado
a redactar noticias nocturnas desde Diciembre en su reemplazo momentáneo, como
ella le llamaba.
-Claro que
si. Fue como idealizar una buena historia, materializarla y después hacerla
prosa. Él respondió.
Alejandro estaba terminando su carrera como Periodista y
anhelaba desde casi el inicio de su vida universitaria conocer a Camila. Leía,
como muchos, cada noche sus crónicas. Seguía cada una de sus publicaciones
mientras saciaba su disimulada personalidad homicida. Muchas veces él intento
seguirla también por las noches, pero Camila, siempre tan ligera como las
sombras cuando el sol se oculta, desaparecía de repente y él siempre terminaba
mirando la luna e imaginando cual podría ser la siguiente historia que
publicaría su inspiradora.
Fue tanta su obsesión, que ante la evidente desaparición
de las crónicas nocturnas de cada semana en su sección favorita, notó que algo
pasaba con su autora y calculando milimétricamente su intención de llegar a
ella, no dudó en aplicar para el puesto de practicante en el periódico,.
Todo fue como un plan macabro, aún más macabro que las
historias de Camila. Pero ella. Ella era aun más calculadora y desde hacia ya
un tiempo había notado las inconstantes miradas de Alejandro, quien detrás de
los muros que le sirvieron de escudos la seguía por las noches.
Tan manipuladora, paciente y fría la habían convertido
todos estos años que anticipando que el vendría a ella, aguardó hasta este día
para hacerle saber su gran secreto al inocente aprendiz Alejandro.
La noche del 4 de Enero, Camila llevó a las calles al
joven practicante. Este que apenas cargaba pocos años de experiencia en sus
hombros, los cuales adornaba con una cámara lujosa, descubrió por fin la
vocación de la escritora y en sus ojos ella comprobó que el también la poseía.
Pasaron las noches y aunque Camila continuaba sin
escribir, Alejandro con su aún inexperto estilo, llenaba de sangre las páginas
de su sección y ella en aparente calma esperaba por la chispa de su
inspiración.
En honor a
Camila haría cualquier cosa…dijo a si
mismo Alejandro.
¿Cualquier
cosa? Le pregunto Camila, quien
estaba detrás de él escuchando sus pensamientos y adueñándose de sus actos.
Cualquier
cosa. El Respondió.
Y entonces ella sonrió con malicia…
Continuará.
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