martes, 7 de enero de 2014

CAMILA (ANTECEDENTE AL DESENLACE)

CAMILA PARTE IV
(ANTECEDENTE AL DESENLACE)

Retrocedamos a Enero 5 de 2010 en Bogotá

-Fue fascinante. Quiero decir fue terrorífico, pero excitante. Dijo Alejandro. 
- ¿Fue un buen comienzo para ti verdad? Preguntó desafiante Camila a Alejandro, el practicante del periódico que había empezado a redactar noticias nocturnas desde Diciembre en su reemplazo momentáneo, como ella le llamaba.

-Claro que si. Fue como idealizar una buena historia, materializarla y después hacerla prosa.  Él respondió.

Alejandro estaba terminando su carrera como Periodista y anhelaba desde casi el inicio de su vida universitaria conocer a Camila. Leía, como muchos, cada noche sus crónicas. Seguía cada una de sus publicaciones mientras saciaba su disimulada personalidad homicida. Muchas veces él intento seguirla también por las noches, pero Camila, siempre tan ligera como las sombras cuando el sol se oculta, desaparecía de repente y él siempre terminaba mirando la luna e imaginando cual podría ser la siguiente historia que publicaría su inspiradora.

Fue tanta su obsesión, que ante la evidente desaparición de las crónicas nocturnas de cada semana en su sección favorita, notó que algo pasaba con su autora y calculando milimétricamente su intención de llegar a ella, no dudó en aplicar para el puesto de practicante en el periódico,.

Todo fue como un plan macabro, aún más macabro que las historias de Camila. Pero ella. Ella era aun más calculadora y desde hacia ya un tiempo había notado las inconstantes miradas de Alejandro, quien detrás de los muros que le sirvieron de escudos la seguía por las noches. 
Tan manipuladora, paciente y fría la habían convertido todos estos años que anticipando que el vendría a ella, aguardó hasta este día para hacerle saber su gran secreto al inocente aprendiz Alejandro.

La noche del 4 de Enero, Camila llevó a las calles al joven practicante. Este que apenas cargaba pocos años de experiencia en sus hombros, los cuales adornaba con una cámara lujosa, descubrió por fin la vocación de la escritora y en sus ojos ella comprobó que el también la poseía.

Pasaron las noches y aunque Camila continuaba sin escribir, Alejandro con su aún inexperto estilo, llenaba de sangre las páginas de su sección y ella en aparente calma esperaba por la chispa de su inspiración. 

En honor a Camila haría cualquier cosa…dijo a si mismo Alejandro.
¿Cualquier cosa? Le pregunto Camila, quien estaba detrás de él escuchando sus pensamientos y adueñándose de sus actos.
Cualquier cosa. El Respondió.

Y entonces ella sonrió con malicia…

Continuará.


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