Turno número 04-11-13
Aún era diciembre de 2012 cuando recordé por qué razón alguna vez hice maletas. Entonces decidí no hacerlas de nuevo; pero sí iniciar todos los preparativos para poder algún día coger una mochila y brincar a un avión.
Marranito de barro: pintura by: my mom |
31 Dic 2012- 1 Ene 2013: 12:00 Am |
Y así fue. Luego de correr como una loca la
cuadra que rodea mi casa en Villavicencio; con una maleta al hombro el 31 de
diciembre, (Por tradición, en mi familia, como muchas familias colombianas, se
cree que si corres el 31 de diciembre a las 12:00 en punto con una maleta
viajaras todo el año). Entre “marranitos de barro” llenos de monedas,
trasnochadas en internet buscando el mejor precio en tiquetes aéreos, llamadas
telefónicas y explicaciones a mi misma de porque viajar era lo que necesitaba,
obtuve lo que se convirtió para mi en el primer paso: Un pasaje de ida a New
York City para el 11 de Abril de 2013, con una escala en Miami (las memorables
primeras tierras lejanas conquistadas). El turno del mundo: Aventura, había
llegado y yo siquiera había comprado una maleta nueva.
Sin embargo y sin darme cuenta ni
prepararlo con mayor antesala, el 10 de abril de 2013 tenia nuevamente en la
puerta de mi casa; junto a mi mamá y a mi papá, los ahora bautizados
‘alcahuetas’, un equipaje. Esta vez este era liviano y con lo estrictamente
necesario. Me embarcaría entonces en un viaje a tierra lejanas, sin más que la
expectativa y el temor que se pueden sentir antes de alejarse de verdad de casa.
Los 'alcahutas' |
El 'muelon' |
De
recuerdo empaque la sonrisa más tierna del mundo, la de mi hermano (aquel
‘muelón’ que extraño como a nadie), una despedida de quienes sabes que son tus
amigos, un par de abrazos importantes y dos lágrimas que compartí con mis
padres antes de decirles “chao pescado” en el aeropuerto El Dorado de Bogotá; el mismo que 8 años atrás había ilusionado mi alma aventurera.
Aterricé el 12 de abril de 2013 a la 1:00am en el Aeropuerto Internacional, La Guardia de New York City. Con un libro en la mano y mi cabeza aturdida por un idioma extranjero e indecifrable para mi, salí caminando en busca de quien sería mi primer amigo en este país, Joel Landau. Y ahí estaba él, con su gorra, su mochila y sus gafas, despistado (como es él) esperando a que yo apareciera con un cartel en el que debía decir su nombre. El cartel nunca saqué porque los nervios borraron toda instrucción de mi mente. Yo solo sabia cuando lo vi que era él y lo saludé entre los dientes: ¡Hello! Y lo siguiente que logré decirle fue: Can you speak slowly please? Frase que me acompañó por varias semanas en Nueva York.
Hudson Valley NY, USA |
Al
llegar lo primero que admiré fueron los paisajes. Son los típicos
norteamericanos que mi mente había caracterizado a través del cine y desde mi
infancia. Por esa razón salir a caminar se convirtió en la primera actividad más
repetitiva que realicé durante mi primer mes en Rosendale. Caminar aquí
significa no solo ejercitar las piernas, significa alimentar el espíritu y
agudizar la sensibilidad visual. Caminar aquí significa respirar bosques y
entonces yo empecé a respirar bosques a diario. No me importaba que fuera
siempre a través del mismo sendero, porque cada vez fui descubriendo algo
diferente, aprendiendo algo nuevo y
memorizando los caminos en mis recuerdos por si alguna vez olvidaba la ruta de regreso.
Rosendale NY, USA |
Hudson Valley es en esencia un espacio para
la naturaleza. Aquí los bosques dibujan escenas de películas de terror; aquellas con las que muchos nos sentimos identificados al pararnos frente a los
altos y delgados árboles que, alineados uno a uno sobre un prado de sombra
intercalada parecieran no tener fin.
Caminar entre ellos es vida, sientes que no estas solo ¡Y no lo estas!
Sientes que la tierra palpita y que cada árbol te mira. Es aterrador pero
también excitante y placentero.
Teatro Rosendale NY, USA |
Rosendale es verde, es aire fresco y también
es una calle principal. Una adornada por lo más típico de este país. La
librería que más que librería es un escondite para volar. Una oficina postal
que siempre que paso enfrente recuerdo las postales que aún no he enviado a
Colombia. El “Big Cheese”, una tienda donde seguro no solo encontrarás queso.
Una taberna muy peculiar, un elegante restaurante, el café que ofrece clases de
salsa cada jueves y por supuesto el teatro, el cual anima cada actividad del
pueblo.
Rosendale NY, USA. Desde mi balcon! |
En
Rosendale encontré magia y no sólo en los paisajes; también su gente, amable,
hospitalaria y con esa sonrisa en su rostro siempre dispuesta a saludarte. es
una cultura diferente y abierta a mostrarte otros mundos, muchos de esos tantos
que solo viajando empiezan a dibujarse en tu mente.
A
mi, por ejemplo este lugar a tan solo cuatro semanas de haber llegado, me
mostró un nuevo mundo. Uno excitante que ha puesto a marchar mi corazón con la
misma velocidad que anduvo, cuando con un abrazo tembloroso, me despedí de mi
madre en el aeropuerto; aquel jueves de abril en que por fin mi maleta despegó y
a mis pies le salieron alas.
CONTINUARÁ...
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