jueves, 28 de marzo de 2019

Calma y Tempestad


Estaba sentada en mi banquito de tranquilidad, 
inundada de placidez 
cargada de felicidad.
Estaba serena, 
estaba confiada 
y desconcentrada. 

Baje la guardia, 
solté el escudo 
y cerré mis ojos sobre el laurel. 
Olvide mi pasado 
y curé mis cicatrices con miel. 

Pretendí que no dueles.
Sin embargo...Dueles. 

El tiempo ayuda, 
el tiempo cura, pero no olvida
dibuja huellas, 
huellas que perduran, 
huellas finas y huellas duras. 
El óleo de cada herida deja su arte en el cuerpo 
y a mi lienzo aun quedándole mucho espacio que donarle al tiempo
tiene miedo. 

Tiene miedo a otros lienzos, 
y es que cada trazo es más bello, 
más maduro 
más sincero.
Pero lo pinceles desgastados marcan como un sello
y las almas con la edad van cansadas 
y ya no son abnegadas. 

La calma que inspiró mis versos 
que elevó mi ego 
y alimentó las páginas de mi cuaderno con un inmenso sosiego 
hoy me revuelca las entrañas 
y me apacigua el fuego. 

Estoy sentada en el borde de mi cama,
sin balsa 
concentrada 
confundida 
estoy despierta y con la armadura puesta. 



viernes, 22 de marzo de 2019

Me Gusto



Me gusto en la mañana cuando el sol apenas se despierta y me besa la cara. 

Me gusto con ese rayito de sol a través de la ventana que muchos evitan con
una persiana. 

Me gusto cuando llueve, y la brisa húmeda que esponja mi cabello, me
acaricia la mejilla, 
cuan rocío mañanero acobijando el verde mientras el día nos bautiza. 
  
También me gusto con el sol, 
ese que hace brillar mi cabellera cobriza y detenida en el tiempo. 
La que nunca crece, 
nunca cambia,
nunca abandona el cuerpo, 
pero siempre llena de inspiración mis cuentos. 

Me gusto sentada al borde de una montaña, 
con olor a tierra seca inmortalizada, 
con esa esa nostalgia que siempre me acompaña 
  
Me gusto cuando respiro contra la dureza de una roca inmensa,
y me doy cuenta de que el eco de mi silencio es mas ensordecedor que el grito
de mi particular fiereza.  

Me gusto cuando bailo 
porque siento cada centímetro del cuerpo 
del mío... y del de ellos. 
me gusta el aire tibio, las manos humedad, la sonrisa de las miradas, 
y la inquietud que compone cada balada. 

Me gusto a las tres de mañana, sin alcohol en la mirada, 
recostada sobre la cama 
conversando con el alma 
con la mía en completa calma 
y la suya embriagada por la falta de pudor y bragas. 

Me gusto en la mañana, 
solitaria y acompañada. 
Me gusto…