jueves, 31 de octubre de 2013

PROMESAS

Y con una promesa terminó Manos Mágicas


Promesas


Prometo no pensarte
Prometo no soñarte
Prometo no amarte 
Prometo no esperarte mas.
Prometo hacer de esto una promesa diaria
Pero esto son promesas,
Promesas vanas
promesas que jamás cumpliré
Promesa vanas
Porque te necesito conmigo para vivir
Y necesito que tu corazón necesite al mío

No existe amanecer que no te sueñe
No existe atardecer que no te piense
No existe  momento que no prometa dejar de amarte
No existe día en que te ame menos
O segundo en el que no te odie
Por echarte tanto de menos

Y es que te necesito aquí para mi
Te necesito conmigo para vivir
Necesito que tu corazón necesite al mío
Porque jamás te dejaré de querer
Jamás dejaré de prometer…
…Te lo prometo.
Es una promesa de amor  
Una promesa de amor olvidada

Una promesa vana.

lunes, 28 de octubre de 2013

Nuestro vuelo termino

He aquí uno de los últimos poemas de Manos Mágicas, una aventura fugaz, pasajera e intensa de tiempos pasados pero no lejanos...


Nuestro vuelo termino


La distancia se hizo distancia.
El tiempo se hizo eco en la eternidad.
El dolor se hizo dolor;
Y mi corazón hecho amor se esfumó de mi pecho, 
y se transformó en melancolía pura y sin remedio. 
Mi paciencia se hizo impaciencia.
Mi deseo se hizo desesperación.
Mi razón ya no cree en razones.
Y mi existir se torna lento
porque solo existo yo, no se a donde fuiste 
ya no te encuentro dentro de mi y tampoco anhelo hallarte. 
El destino deparó y cumplió,
el amor no alcanzó
porque la pasión se desvaneció...
Nuestras alas se cortaron y nuestro vuelo, amor...
nuestro vuelo terminó. 

domingo, 27 de octubre de 2013

No estas aquí

No estas aquí


Ya no me admiran tus ojos,
Ya no me besan tus labios,
Ya no me tocan tus manos benditas y además mágicas,
Ya no me abrazan tus brazos,
Ya no me desea tu corazón,
Ya no me esperas paciente,
Ni anhelas mis caricias.
Ya tu vida no me acompañará más
Y la mía cada día se aleja más de ti.
Ya, no estas aquí, 
Ya no te siento aquí
Pero yo...
Yo con mi mirada paciente
Mi sonrisa constante de labios resecos
Mis manos hambrientas,
Mis brazos abiertos
Mi corazón latente
Y mi voz aún no ausente te digo:
 Yo sigo aquí
Aún en espera de tu corazón
Aún confiando en el amor
Y en las siempre falsas promesas del corazón.



sábado, 26 de octubre de 2013

Aventura


Aventura

Esa noche el instante nos unió.
El momento se dio
Tus palabras llegaron a mi
y cupido oportunista atacó

Ahora mi corazón te necesita
Mi cuerpo te desea
Y mi alma afanosa espera por ti cada noche

Pero es algo prohibido.
Eso lo sabes tú
Eso lo se yo
Eso lo sabía el mundo, desde el momento en que conspiro en  contra de los dos.

 La perfección del amor se corrompió  
La traición quiso jugar su juego
Y solo queda esperar el momento en el que se anuncié el perdedor

Pero el camino estaba ya escrito  
El cuento estaba terminado antes de empezar
Y el final estaba en el primer verso

Aún así decidimos reescribir un pequeño párrafo,
Aún así aguardamos en silencio,
Aún así nos ganó el amor
El impulso de sentir nos convirtió en prisioneros del deseo
y nos encarceló entre miradas.
 Y entonces escapar ya no es una opción…
Existe mil y una razones para creer que el destino enamorado está contra mi

Aun así existe una para creer que esta conmigo, esa razón es que te puso en mi camino

viernes, 25 de octubre de 2013

AMIGO

Cuando se tiene un oleada de inspiración lo más sano es no guardarla, lo más acertado es expulsarla y lo más senzato es explotar en versos mientras respiras. Algún día Becquer me hizo entender que "Cuando siento no escribo"...Hoy no estoy sintiendo solo estoy escribiendo, traspasando a un papel en blanco las páginas de un cuento ya contado, las páginas de una historia terminada y el furor de un sentimiento ya sentido. En tiempos pasados, pero no lejanos.

Este será el inicio de la luz a manos mágicas, una compilación de poemas reprimidos y olvidados por el tiempo. Aquí el primero:

AMIGO


Hoy te veo diferente,
te veo con el corazón.
Hoy mis ojos no observan lo que trasmite tu amistad,
mis ojos contemplan tu ser.
Hoy mi cuerpo no se siente lejano,
mi cuerpo se inclina por ti.
Hoy mi corazón late diferente
Y mis piernas me piden correr hacia ti.

Pero me detiene la duda
Me detiene el temor
Me detienen tus inconstantes señales
Me detiene la inmensa confusión en la que habita mi alma.

Quisiera estar segura
Tener la certeza de aquellas inciertas miradas
Y por encima de todo quisiera saber lo que siento.

Por que hoy me siento atada a unas suaves cadenas que no quiero romper
Pero que me hacen prisionera
Cortándome la libertad de sentir lo que quiero sentir.

Sólo se que no tengo miedo,
pero le siento temor a este sentimiento libertino.
Le siento temor a mis alas,
siento temor a perder la cordura
y olvidar que somos más de dos caminando sobre esta luna.

miércoles, 23 de octubre de 2013

LA VENTANA


LA VENTANA

 Ella cerró sus ojos en una tarde de abril. Tenía el alma cargada de tristeza, era el dolor de la soledad y el no poder corresponderle a lo único que amaba. La lanza de la desesperanza  se atravesaba  en lo más vulnerable de su cuerpo, su corazón y mientras una lágrima rodó por sus mejillas, un suspiro salió de su interior. Ella quería apagar la vela que consumía su vida  y así culminar su sufrimiento. Sin embargo, deseaba observar por última vez todo lo que la rodeaba y así llevarse a la inmortalidad la imagen de lo que ahora estaba dispuesta a abandonar.
Abrió nuevamente sus ojos,  tomó otro  trago de vino y dejó la botella en el piso. Vio la fotografía de su amado esposo en la mesita de noche, entonces lloró y entre lamentos entonó la canción que los unía. 
Se aferró al portarretrato, echó un vistazo a su  lúgubre  habitación, su viejo ropero, su empolvado tocador; Se fijo en su espejo y notó que tenía la cara  algo pálida, la mirada perdida y el cabello despeinado, sus ojos estaban rodeados del matiz morado que produce el no dormir por la ansiedad y sus labios estaban húmedos por el  licor.
 Se levantó de la cama y su cabeza giraba por la embriaguez. Se asomó por la ventana y vigiló durante diez minutos el panorama. Estaba totalmente asombrada, pues  nunca se había detenido a ver lo que sucedía  detrás de la ventana. Observó con delicadeza la ciudad que la acorralaba, los gigantescos edificios, las extensas carreteras, los autos de un lado para otro y la gente que caminaba estresada e indiferente a su desgracia. Fue entonces cuando un sentimiento inexplicable colmó toda su alma y su mente voló, Voló hacia las experiencias más olvidadas que habitaban en su memoria.   

Recordó que un día cuando era niña y parada en el balcón café de barandas blancas  que había en  su vieja casa, aquella que compartía con su anciano y cansado padre y  su abnegada madre, se fijó  en las inmensas  montañas que la rodeaban entonces, extendió sus brazos y aun por más grande que fuera el mundo, ella sintió que lo tenía en sus manos. Recordó también que después de ese día todas las mañanas salía al balcón a contemplar lo que poseía.

Un frío fúnebre invadió su habitación, sus manos estaban congeladas, sus labios resecos y su mirada fija en el horizonte. Estaba hipnotizada por el instante, el viento corría suave y helado entre su cabello rojizo, las cortinas se batían de un lado para el otro, el cielo estaba más azul que de costumbre, el sol más brillante que nunca y  sus pies danzaban inconscientemente al sonido de un grupo de pájaros que cantaba el eco de la libertad. Ella extendió sus  brazos y evocó nuevamente momentos de su niñez, se sentía plena y tranquila. Estaba disfrutando lo que apreciaba. Se mantuvo así por algunos dichosos segundos, hasta que ese gozo fue interrumpido porque la idea de acabar con su vida volvió a su mente. Pensó entonces  en saltar por la ventana para volar con  aquellos pájaros que cantaban  junto a ella  y  poder así sentir la felicidad que brinda la libertad. Tener en los segundos definitivos de su vida y por ultima vez el placer que de niña sentía. Se inclinó sobre la  ventana, cerró sus ojos e imaginó cómo sería morir, por lo que se preguntó qué vendría para ella  después de arrojarse al vacío y si en verdad valía la pena escapar de esta forma de lo que la agobiaba.
Entonces se sintió cobarde,  pero aun así quería continuar  y cuando estaba a punto de  hacerlo alguien tocó la puerta de su habitación,  su corazón latía tan fuerte que se confundía con los golpes en la madera, su cuerpo estaba sudando y completamente erguido, su tensión estaba en lo máximo, ella estaba literalmente al borde de la muerte. De repente se tranquilizó  y  abrió sus ojos. Respiro profundamente y se bajó de la ventana, puso los pies en el suelo, escondió las botellas de licor, caminó hacia la entrada y abrió el portillo.
 Era su esposo vestido de negro, con un  ramo de rosas blancas en sus manos y los ojos húmedos  por las lágrimas;  Él entró y sin determinarla se dirigió a la cama, se arrodilló junto a ella y suplicó perdón,  acarició su rostro, coloco las flores en sus manos, se derribo en llanto y con voz entrecortada le dijo que no había sido necesario.
Ella continuaba parada en la puerta. Estaba trastornada pues no comprendía lo que estaba sucediendo y  con algo de duda e incertidumbre le pregunto   - ¿Cómo es que estas ahora conmigo? Entonces caminó hacia él y quedó totalmente desconcertada al verse sobre la cama con su colorida piel, ahora blanca, sus labios morados y  su cuerpo inmóvil. Sus ojos se abrieron al máximo y no podía pronunciar palabra, entonces comprendió lo que sucedía.
Camila se sentó junto a la cama y tomó la mano de su esposo al que un año atrás había sepultado y al oído le susurró  –ya todo terminó. Perdóname, ahora solo quiero que seamos felices los dos- Su esposo dejó  de llorar y con temor en sus palabras  le dijo que no comprendía el porqué de su decisión ya que a pesar de los problemas él nunca había renunciado a vivir por el amor que se tenían. Esa  tarde de aquel paradójico abril, cuando la vio por primera vez, no imagino que la amaría como la estaba amando y agregó    –ahora soy yo quien lamenta haber visto en la impotencia cómo se consumía tu vida- Entonces ella se puso de pie,  con ternura lo contempló  mientras le acariciaba el cabello y comprendió que ahora su  amor sería eterno.  Lanzó una mirada que suplicaba perdón y vio por última vez su cadáver, dio vuelta y en un momento de placidez sonrió frente a la ventana y se lanzó hacia la eternidad en busca de su felicidad.


Camila murió una calida tarde de abril cuando embriagada por la desdicha y el alcohol cerró sus ojos y nunca más los abrió, en sus manos y aferrada a él como una novia que camina hacia altar, se encontró un ramo de rosas blancas que nadie pudo arrebatarle.